miércoles, 12 de diciembre de 2007

“Hay disparadores de violencia en todos lados”

Francisco Capellano, jefe de Seguridad del club All Boys, reveló a este blog el éxito de su gestión, y apuntó a la platea, árbitros y jugadores como generadores de violencia.

¿Hace cuánto trabaja en All Boys?
Mi trabajo comenzó hace seis años durante el primer año de mandato de Bugallo (Horacio), por su decisión, ya que el club era tierra de nadie. Habían intentando anteriormente contratando empresas de seguridad, pero los resultados no fueron satisfactorios. Me recomendó gente que sabía que yo había trabajado en custodia.

¿Cómo fueron los primeros tiempos?
Bastante duros, porque la gente desconfía, no me conocían. Entonces, comencé a tener contacto con referentes de la hinchada para conocerlos, y transmitirles cómo era yo. Había que ponerse de acuerdo para trabajar por el bien del club, siempre respetando algunos códigos. Sobre todo con respeto. Fueron muchas horas de trabajo previo a los partidos de entonces.

¿Y qué pasó entonces?
Los muchachos comenzaron a darse cuenta que Francisco Capellano, si bien no era su amigo, tampoco era un “botón”. Simplemente quería hacer las cosas bien para que el club quede bien parado. Hace tres años comenzamos una nueva etapa, en la que nos teníamos más confianza y pude meterme más en sus vidas: me preocupé por encargarme de protegerlos en sus viajes de visitante y les exigí que cuando llegasen a Floresta luego del partido me avisen por celular que estaban bien.

Se transformó un poco en su “padre”...
No, me cuesta mucho criar a mis hijos, así que imaginate a los que no son. Pero les transmití que ser “vivo” o “pillo” es volver de una cancha y de ahí a sus casa y reencontrarse con sus familias. Esto fue un éxito y por ello All Boys hace tres años que no recibe ninguna sanción por hechos de violencia.

¿En qué modelo basó su sistema de seguridad?
Me basé en mi propio modelo de seguridad, que podría haber funcionado o no.
Cada uno tiene sus modelos para cada club. A veces no son personales porque se les baja línea de las dirigencias, por lo que quedan atados a las decisiones de los directivos. Esto no pasa en All Boys. Lo más importante es que te digan: “Haga lo que tiene que hacer, nosotros como dirigentes lo acompañamos”. Hay algunos jefes de seguridad que están pintados.

¿Cómo es su trabajo?
De local trabajo adentro del campo de juego. Una semana antes armo el operativo de seguridad con el comisario las zonas donde quiero los policías. Además manejo al personal que está dentro de la cancha. Es mi responsabilidad ante el Gobierno de la Ciudad, la Policía Federal, el árbitro, la gente de la camilla, de la manga, los jugadores, alcanza pelotas. Hay que tener mucho cuidado porque nunca sabes dónde vas a tener un disparador de violencia.

¿Cuáles pueden ser esos “disparadores”?
Nos pasó la vez pasada con Atlanta. Les preparamos un palco especial para ellos, les pusimos siete policías y lo espejamos para que la gente no vea quién está ahí. Y Cristian Castillo se manda un disparate. Se va a otro palco y grita el gol del empate, pegándole un trompazo al vidrio. Como no se rompe, le pega dos puñetazos más, se rompe el vidrio y cae sobre la platea de vitalicios. Se dispara por el lugar menos esperado. También recuerdo el caso en que un camarógrafo de Torneos y Competencias gritó un gol también de Atlanta y se le fueron todos al humo.

¿No deben revisarse los sujetos a los que se vigila? Es decir, a quién vigilar...
Los organismos de seguridad van a tener que modificar las actitudes. Es algo que discuto siempre en la Secretaría de Seguridad, y a algunos no les gusta. Siempre apuntan su infraestructura a donde está la hinchada. Hoy el disparador de más violencia está en las plateas. También los encontramos en el árbitro con un mal día, jugadores que incitan a las hinchadas. En todos lados.

¿En qué basa el éxito de su gestión?
Sin dudas, y sin pecar de discriminador, la clase social que marca al hincha de All Boys. El hincha está en una zona de clase media, y por ende su gente pertenece a ese círculo social. Esto hace que al hincha se le pueda hablar, sea más pensante. Muchos de ellos, (que los conozco) son muy inteligentes. Este no es un hincha de armas, pelean a los puños. Almirante Brown, por ejemplo, tiene una división partidaria que hace tiempo que lucha contra esto. Hubo heridos de bala, inclusive entre ellos, por la división de la barra. El hincha de All Boys entiende lo que es el amor por la camiseta y sabe cuándo parar.

¿Cómo se para la violencia?
Primero, el gobierno de turno (no va dirigido a ninguno en particular) tiene la obligación de solucionar el tema de afuera: de la calle. Se perdieron los códigos, le pegan a los ancianos. Ladrones hubo siempre, pero con códigos. La violencia es incontenible. Inclusive, se han perdido códigos por parte de la policía: hay comisarios que mientras haya un billete de por medio, no le hacen asco a nada. Si esto no se puede parar afuera, menos en una cancha.
Sanciones duras es lo que falta, y para todas las edades. No se soluciona poner más policías y reprimir a la entrada y salida. Eso no modifica la cabeza del barra.

Gastón Vega 08/12/2007

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